Los 3 elementos fundamentales de la gestión del trabajo

1. Tareas

Las tareas son la base de cualquier trabajo. Son las acciones específicas que deben realizarse para lograr un objetivo. La gestión de tareas implica varios aspectos clave:

– Definición de tareas

Antes de comenzar cualquier proyecto, es importante definir claramente las tareas que deben realizarse. Esto implica identificar las acciones específicas que se deben llevar a cabo, establecer los plazos y determinar los recursos necesarios.

– Asignación de tareas

Una vez que las tareas están definidas, es necesario asignarlas a los miembros del equipo adecuados. Esto implica tener en cuenta las habilidades y la disponibilidad de cada persona, para asegurarse de que se asignen las tareas de manera eficiente.

– Seguimiento de tareas

Una vez que las tareas están en marcha, es importante realizar un seguimiento de su progreso. Esto implica monitorear el avance de cada tarea, identificar posibles obstáculos y tomar medidas para resolverlos. El seguimiento de tareas también permite realizar ajustes si es necesario, para asegurarse de que se cumplan los plazos establecidos.

– Finalización de tareas

Finalmente, la gestión de tareas implica asegurarse de que cada tarea se complete de manera exitosa. Esto implica revisar el trabajo realizado, verificar que cumpla con los estándares de calidad establecidos y cerrar formalmente la tarea una vez que se haya completado.

2. Proyectos

Los proyectos son conjuntos de tareas relacionadas que se llevan a cabo para lograr un objetivo específico. La gestión de proyectos implica varios aspectos clave:

– Planificación de proyectos

Antes de comenzar un proyecto, es necesario realizar una planificación detallada. Esto implica definir los objetivos del proyecto, identificar las tareas necesarias, establecer los plazos y determinar los recursos necesarios.

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– Asignación de recursos

Una vez que el proyecto está planificado, es necesario asignar los recursos necesarios para llevar a cabo las tareas. Esto implica asignar a los miembros del equipo adecuados, así como los equipos, herramientas y presupuesto necesarios.

– Seguimiento de proyectos

A medida que el proyecto está en marcha, es importante realizar un seguimiento de su progreso. Esto implica monitorear el avance de cada tarea, identificar posibles desviaciones y tomar medidas para corregirlas. El seguimiento de proyectos también permite realizar ajustes si es necesario, para asegurarse de que se cumplan los plazos y los objetivos establecidos.

– Evaluación de proyectos

Una vez que el proyecto está completo, es importante realizar una evaluación para determinar su éxito. Esto implica revisar los resultados obtenidos, compararlos con los objetivos establecidos y analizar los aprendizajes obtenidos. La evaluación de proyectos permite identificar áreas de mejora y aplicarlas en futuros proyectos.

3. Portafolios

Los portafolios son conjuntos de proyectos relacionados que se gestionan de manera conjunta. La gestión de portafolios implica varios aspectos clave:

– Gestión de cartera de proyectos

La gestión de portafolios implica seleccionar y priorizar los proyectos que formarán parte del portafolio. Esto implica evaluar los proyectos propuestos, considerar su alineación con los objetivos estratégicos y determinar su viabilidad.

– Priorización de proyectos

Una vez que los proyectos están seleccionados, es necesario establecer su prioridad dentro del portafolio. Esto implica considerar factores como el valor estratégico, el retorno de la inversión y la disponibilidad de recursos.

– Seguimiento de rendimiento

A medida que los proyectos están en marcha, es importante realizar un seguimiento de su rendimiento en conjunto. Esto implica monitorear el avance de cada proyecto, identificar posibles desviaciones y tomar medidas para corregirlas. El seguimiento de rendimiento permite asegurarse de que el portafolio en su conjunto esté cumpliendo con los objetivos establecidos.

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– Alineación con objetivos estratégicos

Finalmente, la gestión de portafolios implica asegurarse de que los proyectos seleccionados estén alineados con los objetivos estratégicos de la organización. Esto implica revisar regularmente el portafolio, evaluar su contribución a los objetivos estratégicos y realizar ajustes si es necesario.

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