Una empresa patrimonial, también conocida como sociedad patrimonial, es una forma jurídica de organización empresarial cuyo principal objetivo es la gestión y administración de un patrimonio. En este tipo de empresas, el patrimonio está compuesto principalmente por bienes inmuebles, inversiones financieras y otros activos de carácter no empresarial.
Las empresas patrimoniales se caracterizan por no tener una actividad económica productiva, es decir, no generan ingresos a través de la venta de bienes o servicios. Su función principal es la conservación y gestión de los activos que componen su patrimonio.
Ventajas de una sociedad patrimonial
Tributación al tipo general del 25%
Una de las principales ventajas de una empresa patrimonial es la tributación al tipo general del 25% en el Impuesto de Sociedades. Esto supone una ventaja significativa en comparación con el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF), cuyo tipo marginal puede llegar al 45% para los ingresos más altos.
Al tributar al tipo general del 25%, las empresas patrimoniales pueden beneficiarse de un tipo impositivo más bajo y, por lo tanto, reducir su carga fiscal.
No paga Impuesto de Sociedades por inmuebles improductivos
Otra ventaja importante de las empresas patrimoniales es que no están obligadas a pagar el Impuesto de Sociedades por los inmuebles improductivos. Esto significa que si la empresa tiene inmuebles que no generan ingresos, no tendrá que pagar impuestos sobre ellos.
Esta exención fiscal es especialmente relevante en el caso de los inmuebles que están en proceso de rehabilitación o que se encuentran vacíos y no generan ningún tipo de renta.
Deducción de gastos en el Impuesto de Sociedades
Las empresas patrimoniales también pueden deducir los gastos relacionados con la gestión y administración de su patrimonio en el Impuesto de Sociedades. Esto incluye gastos como los honorarios de abogados, notarios, gestores, entre otros.
Esta deducción de gastos permite reducir la base imponible de la empresa y, por lo tanto, disminuir la cantidad de impuestos a pagar.
Ahorro en el Impuesto sobre el Patrimonio
Otra ventaja de las empresas patrimoniales es que permiten evitar el Impuesto sobre el Patrimonio que deben pagar los particulares. Este impuesto grava el patrimonio neto de las personas físicas y puede suponer una carga fiscal significativa para aquellos con un patrimonio elevado.
Al constituir una empresa patrimonial, los propietarios pueden transferir sus activos a la sociedad y evitar así el pago de este impuesto.
Además de estas ventajas fiscales, las empresas patrimoniales también ofrecen otras ventajas, como la facilidad en el proceso sucesorio y de herencia, ya que los activos de la empresa se transmiten de forma más sencilla a los herederos. También protegen los bienes de los propietarios de reclamaciones de acreedores, ya que los activos están separados de su patrimonio personal.
Inconvenientes de una sociedad patrimonial
Falta de acceso a bonificaciones para empresas convencionales
Una de las principales desventajas de las empresas patrimoniales es que no tienen acceso a las bonificaciones y beneficios fiscales que pueden disfrutar las empresas convencionales. Esto incluye bonificaciones en la contratación de personal, reducciones en las cotizaciones sociales, entre otros.
Esto puede suponer una desventaja competitiva para las empresas patrimoniales, ya que no pueden beneficiarse de estas medidas que buscan fomentar la actividad económica y la creación de empleo.
No pueden acogerse a reducciones sobre el rendimiento neto del alquiler de viviendas
Otro inconveniente de las empresas patrimoniales es que no pueden acogerse a las reducciones sobre el rendimiento neto del alquiler de viviendas que pueden aplicar los particulares. Estas reducciones permiten disminuir la base imponible del alquiler de viviendas y, por lo tanto, reducir la cantidad de impuestos a pagar.
Al no poder beneficiarse de estas reducciones, las empresas patrimoniales pueden tener una carga fiscal mayor en el caso de tener inmuebles destinados al alquiler.
Costes y complejidad en la constitución y gestión
La constitución y gestión de una empresa patrimonial conlleva costes y complejidad contable y legal. Es necesario contar con el asesoramiento de profesionales especializados en la materia para llevar a cabo todos los trámites necesarios y cumplir con las obligaciones fiscales y contables.
Además, la gestión de una empresa patrimonial implica llevar un control exhaustivo de los activos, realizar las correspondientes declaraciones fiscales y cumplir con las obligaciones contables establecidas por la legislación vigente.
Vigilancia estricta por parte de Hacienda
Las empresas patrimoniales están sujetas a una vigilancia estricta por parte de Hacienda para evitar posibles casos de evasión de impuestos. Esto implica que deben cumplir con todas las obligaciones fiscales y contables establecidas por la legislación y estar preparadas para cualquier tipo de inspección o requerimiento por parte de la Administración Tributaria.
Las empresas patrimoniales ofrecen ventajas fiscales significativas, como la tributación al tipo general del 25% y la posibilidad de deducir gastos en el Impuesto de Sociedades. Sin embargo, también presentan inconvenientes, como la falta de acceso a bonificaciones para empresas convencionales y la imposibilidad de acogerse a reducciones sobre el rendimiento neto del alquiler de viviendas. Además, la constitución y gestión de una empresa patrimonial conllevan costes y complejidad, y están sujetas a una vigilancia estricta por parte de Hacienda.